Walter Black (Mel Gibson) es un hombre
que padece una profunda depresión. Su única vía de escape, su único
consuelo, es una marioneta que representa a un castor, al que trata como
si fuera una persona. Perseguido por sus propios demonios, Walter, que
fue en otro tiempo un exitoso ejecutivo de una empresa de juguetes,
emprenderá con su marioneta un viaje de autodescubrimiento.