Desde que su mujer sufriera quemaduras en todo el cuerpo en un
accidente de coche, el Doctor Robert Ledgard, eminente cirujano
plástico, se interesa por la creación de una nueva piel con la que
hubiera podido salvarla. Doce años después consigue cultivarla en su
propio laboratorio, una piel sensible a las caricias, pero una auténtica
coraza contra todas las agresiones, tanto externas como internas, de
las que es víctima nuestro mayor órgano. Para lograrlo ha utilizado las
posibilidades que proporciona la terapia celular. Además de años de
estudio y experimentación, Robert necesitaba una cobaya humana, un
cómplice y ningún escrúpulo. Los escrúpulos nunca fueron un problema, no
formaban parte de su carácter. Marilia, la mujer que se ocupó de él
desde el día que nació, es su cómplice más fiel, nunca le fallará. Y
respecto a la cobaya humana... Al cabo del año desaparecen de sus casas
decenas de jóvenes de ambos sexos, en muchos casos por voluntad propia.
Uno de estos jóvenes acaba compartiendo con Robert y Marilia la
espléndida mansión, El Cigarral. Y lo hace contra su voluntad…