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08 enero 2010

Los límites del control


El Solitario veste siempre el mismo traje y emprende un viaje que le llevará primero a Madrid, luego a Sevilla y, finalmente, a un pueblecito de Almería. En estos tres lugares se sentará en la terraza de un bar y pedirá dos expresos en tazas separadas y recibirá la visita de extraños personajes con los que irá intercambiando cajas de cerillas que contienen distintos mensajes cifrados que le indican en qué consiste su mision.